TDAH – TEA ( EN ADULTOS)

 

 

 

 

 

 

Comorbilidades psiquiátricas frecuentes

Trastornos de ansiedad y depresión

 

 

Ansiedad en Adultos con TDAH

Katzman et al. (2017) sugieren que la ansiedad es una comorbilidad frecuente en adultos con TDAH, afectando negativamente su calidad de vida y capacidad para realizar tareas cotidianas. Es crucial considerar y tratar la ansiedad en estos pacientes para mejorar sus resultados. El tratamiento combinado de TDAH y ansiedad puede ser más efectivo que el tratamiento individual de cada trastorno.

Las personas con TDAH tienen un mayor riesgo de padecer trastornos de ansiedad, con tasas cercanas al 50%. La comorbilidad es más común en personas con fobia social que en el trastorno de pánico. Aquellos con trastornos de ansiedad y TDAH tienden a tener síntomas más graves, una edad más temprana de aparición de la ansiedad y mayor consumo de sustancias. La ansiedad puede retrasar el diagnóstico del TDAH y está relacionada con déficits neurobiológicos comunes asociados con una actividad prefrontal deficiente.

 

Depresión y TDAH

El TDAH y la depresión/distimia a menudo ocurren juntos, con tasas de prevalencia de depresión en personas con TDAH que oscilan entre el 18,6% y el 53,3%. Las personas con TDAH y depresión comórbidos tienen una calidad de vida percibida más baja en comparación con aquellos que solo tienen depresión.

 

Información Fiable sobre la Ansiedad

Mecanismos Cerebrales

La ansiedad se explica por el funcionamiento de la amígdala y el hipocampo:

  1. Amígdala: Identifica señales sensoriales externas y activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), liberando cortisol, adrenalina y noradrenalina, produciendo cambios físicos para reaccionar ante el peligro.

  2. Hipocampo: Es esencial para la consolidación de la memoria y el aprendizaje, almacenando sucesos peligrosos.

La ansiedad aparece con una implicación emocional negativa y duradera, generalmente debido al miedo. La liberación constante de cortisol por preocupaciones puede causar síntomas físicos como pinchazos, ahogo, tics, dolores abdominales y migrañas.

 

 

 

Los hábitos saludables ayudan a vivir más y de forma más activa y feliz (Foto: Getty)

 

Hábitos Saludables para Manejar la Ansiedad

Ejercicios de Respiración Consciente

  1. Respiración Consciente: Inhala por la nariz profundamente y exhala durante al menos 10 segundos, repitiendo una frase determinada en tu mente.

  2. Práctica Inicial: Inhala durante cinco segundos por la nariz y exhala durante cinco segundos, también por la nariz. Familiarízate con la respiración y el recorrido del aire hasta los pulmones.

Alimentación y Ansiedad

Evita grasas, alimentos estimulantes como café y bebidas energéticas, alcohol, sal y azúcar en exceso. Opta por nutrientes como calcio, pescados, verduras, frutas, agua, magnesio y vitaminas del grupo B.

 

Estructura de Comidas Saludables:

  • Proteínas: Pescados, pollo, legumbres, carnes rojas, queso.
  • Cereales Integrales: Arroz integral, pasta integral.
  • Vegetales y Frutas: Variedad en cada comida.
  • Aceites: Una cucharada diaria.
  • Agua y Té Suave: Sin límites.

Recetas de la Serenidad

Desayunos:

  1. Tostadas integrales con palta y semillas de girasol.
  2. Copos de avena con frutos secos, manzana, ciruela o higos.
  3. Tostaditas de arroz.

Comidas:

  1. Arroz integral, pescado y brócoli.
  2. Pasta integral con pesto, nueces y verduras.
  3. Coliflor, carne blanca y pan integral.
  4. Legumbres, arroz integral y verduras.
  5. Ensalada verde con huevos o tortilla de verduras.
  6. Puré de zanahoria, arroz integral y pescado.

Diferencias entre Hambre Real y Hambre Emocional

Hambre Real (Fisiológica):

  • No es necesario satisfacerla de inmediato.
  • Abierto a diferentes tipos de comida.
  • Dejas de comer cuando te sientes lleno.
  • Te sientes bien al terminar de comer.

Hambre Emocional:

  • Aparece de repente.
  • Necesitas satisfacerla inmediatamente.
  • Antojos específicos.
  • Sigues comiendo incluso estando lleno.
  • Sentimientos de culpabilidad al terminar de comer.

Disfruta del Fin de Semana

Comienza a disfrutar desde el minuto cero. Desconéctate del trabajo, realiza actividades que te relajen y entretengan. Planifica tareas domésticas durante la semana para no saturarte el fin de semana. Descansa lo suficiente para empezar la semana con energía.

 

 

Conclusión

Estos hábitos y cambios en el estilo de vida son los cimientos para alcanzar la serenidad y mejorar tu bienestar. No es fácil, pero poco a poco se puede lograr. Cambia tu perspectiva y adopta hábitos saludables para sentirte mejor física y emocionalmente.

 

 


LIC. EDELMA PERALTA 

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